Lalo Bustos – depoimento


Conocí a Genildo Fonseca por una de esas sorpresas y casualidades lindas que la vida nos regala.

La música y el arte en general me llevaron golpear las puertas de este gran tipo, conocedor, como pocos, del mundo artístico en el Brasil y llegamos a tener una empatía inmediata.

Toquinho, sí, el gran artista legendario, nos unió en esta vida y desde ahí, desde esa primera vez que lo contacté, supe que aprendería muchas cosas de su experiencia, sus conocimientos y su sagacidad en el mundo del arte.

Tengo la fortuna de conocer a su familia y de saber que en cada una de sus historias, detrás hay una leyenda o una aventura apasionantes.

Ya compartimos tertulias, desayunos, almuerzos y cenas allá y aquí, siempre amables, siempre soñando con nuevos proyectos y siempre con un SÍ saliendo de sus labios.


Lo vimos aquí en Colombia y nos vemos en Brasil, en su casa, que es como si fuera nuestra, gracias a su hospitalidad y generosidad, además que nos ha ayudado a empujar el pesado carro en el camino tortuoso del arte, con esa FUERZA EXTRAÑA que nos une y nos caracteriza a él y a mí.

Es un orgullo llamarse amigo del siempre sonriente y bonachón de Genildo Fonseca.